Cristina Navarro en Rutas
11 Oct 2016 a las 14:48

Hoces del río Piedra

  • Distancia:
    41.54 km
  • Desnivel:
    1041 m
  • Duración:
    4h 15m
  • Dificultad:
    moderada

Recorreremos el alto páramo, donde se tocan sin que nadie lo vea Castilla y Aragón, por caminos agrícolas que nacen allí mismos, al lado de los campos de cultivos, en los que la cebada crece verde. Subiremos las sendas que bordean las lomas, las que se alzan a mano derecha para descenderlas alineados, sorteando las rocas traicioneras, pero antes habremos recorrido 4 kilómetros de carretera apenas transitada desde Torralba de los Frailes, inicio del recorrido.

No hay lugar más apartado que esta alta estepa, entre Molina y Daroca. Señales de tráfico tan antiguas que nadie conoce su significado. Una llanura mineral solo rota por las encinas centenarias y el sonido de alguna grulla.

En el interior del cañón no discurre ni una gota de agua. El aspecto que nos depara es más sobrecogedor conforme avanzamos. Los acantilados de roca caliza van ganando altura, muros anaranjados de 100 mts de elevación, y nosotros avanzamos por una avenida de verde hierba y vegetación. Tenemos que solventar estrechos y angostos pasos, empujar y reptar, tirar y asistirnos entre nosotros para fijar algún insalvable paso sobre las rocas que interrumpen el paso.

Desde los torreones arañados por la acción del agua, una familia de buitres nos observa entre divertidos y preocupados. “¿Qué harán estos tíos empeñados en subir ese chisme encima de esa roca? Cada día vienen cabras más locas.”

Es increíble la belleza que nos envuelve, quien lo iba a pensar, del secano páramo a la frondosa vegetación del fondo del cañón que nos obliga a circular como por un túnel, evitando los rodados cantos, musgosos, resbaladizos, en umbrías donde el sol no llega crecen fresnos, sauces, arces, chopos formando una selva.

Más abajo el misterio se desvanece, las aguas del río que desaparecieron tragadas por la tierra, afloran lánguidas en cinco surgencias como cinco ojos de unos 4 metros de diámetro cada uno en los llamados "Ojos del Piedra" en Cimballa. El agua mana y constituyen un caudal casi fijo. Esta agua contiene, ahora, una alta concentración de carbonato calcico y al salir del manantial se deposita sobre el suelo, las plantas, el musgo, creando una costra caliza que va creciendo progresivamente y es este carácter petrificador es el que da nombre al río: Rio Piedra.

Tomado de http://la-iguana-juana.blogspot.com.es/2015/05/ruta-21-hoces-del-rio-piedra.html

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